Mi ritual favorito del año sucede en diciembre. Con las fiestas y las vacaciones navideñas por delante, siempre procuro hacerme de una o dos tardes libres en mi semana para realizar mi balance anual, una revisión profunda del año que estoy a punto de dejar atrás. Gracias a él descubro que en la escritura vengo a estar conmigo, a conocerme, a registrar lo que siento y a darme cuenta de que, aunque a veces sienta que voy a hacia atrás, en realidad doy pequeños pasos hacia el centro de mí misma.
Todos los años envío este ejercicio a la comunidad porque siento que es muy importante para nuestras vidas humanas ser conscientes del camino que estamos recorriendo y de los aprendizajes que la vida nos va dejando mientras avanzamos.
Y bien: ¡hoy es el día!
Todavía no he realizado mi balance —me gusta hacerlo la última semana del año, lo ritualizo mucho, es mi celebración— pero quería mandaros esta carta con tiempo para que podáis organizaros esta cita con vosotras mismas. El balance anual es un ejercicio del que no hay regreso, te invito a que tomes este ritual como rutina propia, que lo adaptes a lo que tú necesitas de él, y lo integres como parte de tu vida.
El ejercicio es sencillísimo. Antes de comenzar, a mí me gusta revisar mis diarios mes por mes y anotar frases o lecciones que me dejaron las experiencias vividas, pero si no tienes diarios puedes valerte de tu memoria, de tus fotos de móvil, o de cualquier archivo material o inmaterial que poseas.
A continuación, suelo dejarme algunas preguntas guía para reflexionar de forma más profunda sobre algunos aspectos. Estas preguntas cambian año tras año porque se adecúan al momento presente, pero en esencia son:
—¿Qué he aprendido este año y cómo han impactado esas nuevas lecciones en mi vida?
—¿Qué vínculos, proyectos, sueños e idea he dejado atrás? ¿Estoy siendo capaz de cerrar los capítulos?
—¿Qué nuevos proyectos, personas y deseos están en mi vida? ¿Les estoy haciendo espacio?
—¿Cuáles han sido las palabras que más he usado este año? (esta es una nueva pregunta en mi balance; nos sirve para descubrir nuestra semántica particular)
—¿Qué has descubierto de ti este 2022?
Y mi favorita:
—¿Qué sueñas para el 2023 que está a punto de comenzar y qué primer paso tienes que dar para ir hacia ello?
Hacer balance año tras año nos enseña a pensar la vida como un camino de crecimiento y evolución personal. La retrospectiva nos permite estar atentas a nuestras transformaciones más íntimas, que a veces pasan desapercibidas y que son la base de los cambios que haremos mañana.
Para mí este 2022 ha sido uno de los años más importantes de mi vida. No me hace falta hacer el balance para saberlo. Pero aún así, estoy deseando darme tiempo de calidad para explorar mis diarios y mis memorias y lograr elaborar los porqués de esta gran maestría interior que estoy sintiendo desde hace meses.
Ojalá este ejercicio te descubra partes de ti que desconocías, pero que amas haber descubierto por fin. Al darles luz se vuelven aún más reales.
Te leo al otro lado y en mi Instagram.
Con mucho amor, feliz inicio de ciclo,