¿Y tú qué piensas sobre el estado del mundo?
Una llamada extraña, una palabra griega y un poco de esperanza
Cierro la ventana de zoom y acto seguido suena el interfono. Cuando lo levanto, la voz de una mujer suena desde la calle:
—Señorita, ¿usted qué piensa sobre el estado del mundo?
La pregunta me pilla completamente desprevenida.
—¿Qué?— respondo. —¿Quién eres?
Dice ser una vecina de la calle Xochicalco. A mí me parece más bien una alucinación, una broma impensable de mis compañerxs de la formación de analistas a los que acabo de colgar apenas un minuto atrás, y con quienes, sincrónicamente, hemos estado discutiendo este tema. Le digo a la señora una sola palabra:
—Apocalíptico.
Y cuelgo.
«Apocalíptica» es la única visión que tenemos sobre el futuro, pero en mi respuesta hay un presente implícito. Ayer, Emmanuele Macron, presidente de Francia, vaticinaba una guerra con Rusia, cosa que Inglaterra ya hizo meses atrás, llamando a la población a constrir búnkeres subterráneos ante una amenaza nuclear. La guerra en Gaza lleva 17 meses de devastación y asesinato, y la de Ucrania cumplió este pasado febrero 3 años de conflicto permanente. Ya no sirve hablar de si los titanes políticos que lideran los países con más poder son de derecha o de izquierda, categorías caducas para describir lo que el neoliberalismo mortal ha hecho con nuestras vidas comunitarias. Al frente del extremo norte y sur de esta América amada, dos presidentes con psicopatologías graves lideran desde la apología del racismo y la retórica de la violación. Nunca olvidaré a Mr. Trump diciendo en la grabación de Access Hollywood «Grab ‘em by the pussy» (Agárralas del coño). Esa es la forma en la que el presidente del otro lado de la frontera considera que hay que tratar a las mujeres.
Vuelvo al interfono. Me asombra la aparición de esta persona en mi puerta. ¿Habrá llamado a todos los telefonillos, o solo al mío? ¿Es una invitación sincrónica a escribir este texto? Lo estoy escribiendo por ella. También porque hace unos días soñé que una escritora que admiro mucho me preguntaba en clase por qué estaba conteniendo mis lágrimas de emoción, y yo le decía que era porque ahora sabía que mi escritura, además de ser íntima, era política. Algo que solo llegaba a conocer con el intelecto por fin se encarnaba en la piel, en las vísceras, y finalmente en las lágrimas.
¿Que qué es lo que pienso sobre el estado del mundo?
Pienso que estamos desbordadxs. Lxs griegxs tenían una palabra para referirse a la arrogancia, la desmesura y la insolencia: «hybris». Para ellxs, la hybris era la falta mayor que los seres humanxs podían cometer, porque implicaba tratar de asemejarse a los dioses. Hoy vemos hybris por todos lados. Vemos titanes a la cabeza de cada espacio de poder. No podemos deglutir toda su desmesura, y nos indigestamos de incredulidad, como nos indigestamos de información, nos intoxicamos, hasta sentirnos crónicamente enfermxs. Esta es una lectura psíquica, mítica. Es una imagen que aparece en todas partes, repetida como cuando dos espejos se ponen frente a frente. Titanes al frente de la política, nuevas enfermedades (TDAH, por ejemplo) que son producto de este tiempo veloz, devastación natural, vientres de alquiler, ¿la IA someterá a los humanos muy pronto? y tantos etcéteras que de solo intentar resumirlos me ponen triste. Mi versión del término hybris es la expresión «se nos ha ido de las manos, pero bien».
En la clase discutimos estas cosas, y la conversación es muy rica porque normalmente no estamos de acuerdo en los puntos de vista. Todxs somos productos de nuestro tiempo, y en el grupo yo soy, quizá, la analista más joven. José es el de más edad. Él vio un siglo XX que a mí solo me han contado mis abuelxs. Por eso es tan valioso juntarnos a pensar en el microcosmos de los viernes qué estamos haciendo desde las ciencias sociales, la psicología y el arte, que son nuestros campos de trabajo. Campos fértiles, además, porque todos ellos impactan a otras personas. Con ellxs encuentro una pequeña respuesta para el problema del apocalipsis. Un camino personal, a saber: que para dejar de reaccionar como lo estamos haciendo (¿alguien más se siente una ratita sometida constantemente a estímulos que piden su atención más visceral y que cambian cada dos segundos?), debemos detenernos a pensar.
Pensar, imaginar: dos verbos ancianos. Ya no pensamos mucho, ni tampoco fantaseamos, porque desde que nos despertamos en la mañana tenemos una pantalla táctil que piensa e imagina por nosotres. En ambos verbos hay alma, hay eros, hay profundidad, hay digestión, o como decía mi compañera Michelle, hay proceso. ¿Quiénes seríamos si nos abriéramos más a escuchar lo que la otra persona piensa sobre el estado del mundo? ¿Y si al compartirlo encontráramos la fuerza para hacer de la tensión entre opuestos una tercera cosa? Me gustaría vernos juntxs buscando salidas para el apocalipsis, como lxs agentes de transformación que siempre fuimos.
Me llamo Marina y soy humana. Escribo sobre crear una vida significativa y preciosa a través del contacto con los lenguajes simbólicos, las plantas, los sueños y sobre todo la escritura. Esto que estás leyendo es mi autobiografía interior en construcción. Soy autora de varios libros, el más reciente, Estudio de aves en vuelo. Puedes ver mis cursos de autoconocimiento y escritura con un 50% de descuento en esta página.
Te leo, me encanta leerte. Siempre que llega la notificación a mi correo, busco el momento para leerte desde la tranquilidad y con atención. Me conecta, me hace pensar y sentir. Desde Colombia, hoy, te cuento que este sistema también me sofoca y me duele, y que ya veo cercana una tercera guerra mundial... pero también quiero compartirte algo que escribí en torno a lo que hoy escribes, porque es algo que esta sosteniendo mi vida hoy, pese a todo: https://ang-letras.blogspot.com/2024/12/un-pequeno-manifiesto.html
Estoy tan de acuerdo en lo que le respondiste a aquella misteriosa señora por el interfono, Marina... creo que estamos, literalmente -no metafóricamente- viviendo una época apocalíptica. Sólo que, como está llegando poco a poco, y de momento no están cayendo meteoritos en llamas desde el cielo... pues parece que no.